Los serpenteantes senderos que Lecolant diseñó para estos jardines, dan lugar a que los arriates que quedan entre ellos tomen formas de todo tipo -alargados, ovales, redondos-, al tiempo que contienen gran variedad de plantas y árboles exóticos. Así, en este cruce de caminos, destaca la presencia de un palo borracho similar a los que pueden encontrarse en su sudamérica originaria, como en los territorios cercanos al Río de la Plata.
Tras doblar la colina de Montevideo, Magallanes se introduce con sus barcos en una poderosa corriente de agua que se mueve tierra adentro, en lo que parece ser un canal mediante el cual poder atravesar el continente. No era sin embargo éste el paso definitivo que el portugués buscaba para finalmente viajar a las Islas de las Especias, sino el enorme estuario del Río de la Plata, por entonces conocido como Río Solís en recuerdo a Juan Díaz de Solís, expedicionario que ya antes de Magallanes, entre 1508 y 1509, se había lanzado a explorar estas latitudes para buscar, sin lograrlo, un paso a través del nuevo continente hacia el Océano Pacífico. Muchos datos de los periplos de Solís, fallecido en un posterior viaje a estas tierras en una expedición que zarpó del sanluqueño puerto Bonanza en 1515, sirvieron para que Magallanes efectivamente intuyera que debía haber un paso. De nuevo, como Solís, Magallanes toma las aguas del río por ese paso.
La expedición debió por tanto viajar más al sur, hasta llegar el 31 de marzo de 1520 al llamado Puerto de San Julián. Magallanes haría en estas inhóspitas tierras un alto en el camino de cinco meses, durante los cuales la expedición entró en crisis y tuvieron lugar diversos episodios, algunos de ellos trágicos como el amotinamiento de los capitanes españoles Mendoza y Quesada, junto con el de Juan Cartagena; los primeros serían ajusticiados y el tercero abandonado a su suerte en esos páramos una vez sofocada la sublevación.
En la exploración de este territorio del sur perdería Magallanes la nave Santiago, destrozada por unas rocas. No obstante, encontraron a su vez ciertos gansos, cuenta Pigafetta, negros y parece que tienen todo el cuerpo cubierto de plumas pequeñas y las alas desprovistas de las necesarias para volar, como en efecto no vuelan y tan gordos que para desplumarlos nos vimos obligados a quitarles la piel. Sin saberlo, Pigafetta es el primer europeo que está describiendo estas extrañas aves que posteriormente se conocerán como pingüinos de Magallanes. No solo un estrecho geográfico lleva el nombre del explorador.
Otras especies originarias de esta etapa del viaje presentes en este jardín: Canna indica; Cestrum nocturnum; Cortaderia selloana; Feijoa sellowiana; Ipomoea spp.; Lantana camara; Lycianthes rantonnettii; Monstera deliciosa; Passiflora caerulea; Philodendron bipinnatifidum; Phytolacca dioica; Senna corymbosa